El perro debería haber recibido la eutanasia ese día. Cooper, así se llama el chove peludo, estaba esperando el aguijón. Pero un momento antes, Trish y su hija cruzaron la puerta del refugio.
Inmediatamente la perra cayó en los brazos de su hija. Era como si ya lo supiera todo. Los voluntarios confiaron temporalmente a Cooper a Trish. Después de tanto sufrimiento, encontró un hogar para siempre.
Desafortunadamente, después de unos días, el hombre descubrió que el perro rescatado de la eutanasia tenía cáncer. Su hija acababa de derrotar a este mal y la batalla se reanudó. “Teníamos que estar preparados para luchar de nuevo”, dijo Trish.
Sin perder la esperanza, la familia inmediatamente comenzó a tratar a su nuevo mejor amigo. Afortunadamente, el dulce Cooper está mejorando cada día y disfruta del amor de su familia. Será un camino difícil, parece que no hay paz, pero todos luchan por él. Podrá vencer al cáncer escapando de la eutanasia. ¡Están todos a su lado!