Un perrito no solo es el mejor amigo del hombre, sino un excelente compañero y trabajador más leal. Si acaso lo pones en duda, espera a conocer al perrito que se ha robado el corazón de todos en una gasolinera en Brasil. Además de cumplidor, el peludo les devolvió el ánimo a todos los empleados del establecimiento.
El perrito se ganó hasta el derecho a uniforme y gafete como trabajador oficial.
Para un perrito que vive en condición de calle cada amanecer es un nuevo desafío. Estos animales deben enfrentarse a diario al cansancio, el hambre, la deshidratación y climas adversos; además, de los malos tratos de algunas personas.
La mayor bendición que pueden recibir es un cambio total de esa realidad y para este peludo bautizado como Ulisses ese milagro ya ocurrió.
En Barra do Garças, en la región este de Mato Grosso, la gasolinera ALE Rodocar adoptó al can que los visitaba con frecuencia en busca de un poco de comida.
Según reveló el administrador del lugar, Marluci Ribeiro, Ulisses llegó por primera vez en agosto del año pasado y como los empleados comenzaron a consentirlo y alimentarlo quedó encariñado con el lugar.
Sus visitas eran comunes, pero en una ocasión el perrito llegó lastimado y fue en ese momento en que los trabajadores decidieron hacer algo más por él.
Marluci recuerda muy bien aquel momento y es que además él quedó conmovido con la generosidad de sus trabajadores, así que no tuvo más opción que unirse a la causa.
“Los empleados de la pista le dieron comida y agua. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que estaba enfermo y, entonces, nos movilizamos para pagar el tratamiento, incluida la ayuda de los clientes”.
Ulisses se convirtió en un perrito habitual y se había ganado hasta a los clientes, así que en la gasolinera decidieron adoptarlo. Eso sí, lo harían por todas las de la ley. El can dejó de ser un callejero en el momento en que lo identificaron con su correa y uniforme.
De esa manera sabía que, si al perrito le daba por regresar a sus aventuras en la calle, seguro algún vecino o cliente lo identificaría y devolvería a casa.
El peludo se lleva bien con todos en el lugar pero Seu Antonio, de 73 años, es el empleado con quien más empatiza Ulisses. El hombre le guarda un gran afecto y por eso siempre se preocupa por él.
“Es un perro un poco travieso, pero yo lo quiero así. No le gusta mucho la comida, no. Le gusta mucho la carne», contó el anciano.
Esta historia se hizo viral en redes sociales después de que los mismos clientes del lugar se encargaran de compartirla. Muchos llegan por un servicio rápido para sus vehículos y terminan pasando más tiempo de la cuenta, solo para compartir un rato con el perrito.
Entre las atenciones de los clientes y los trabajadores de la estación, el can consiguió la bendición que tanto merecía. Ahora ha dejado atrás su vida de necesidades en la calle y lleva un presente más digno, rodeado de atenciones y amor.
Lo más tierno en este caso es la amistad entre Ulisses y Seu Antonio, puesto que para el hombre este perrito es un ángel y está feliz de tenerlo.
“Ulysses llegó a nuestras vidas para sumar, porque ya no podemos llegar al puesto y no verlo (…) Nuestra vida cambió todo en todos los sentidos. Ya no podemos vivir sin él”, agregó.
Este hombre es sabio en reconocer toda la alegría que le el perrito les ha dado y el gran valor que estas criaturas tienen. Ahora, Ulisses es feliz y también un peludo ocupado y