Hoy es mi cumpleaños, un día que normalmente espero con ilusión. Me despierto con la esperanza de ver mensajes de amigos y familiares, palabras cálidas que me recuerden el amor y el aprecio que compartimos. Sin embargo, mientras reviso mi teléfono, me doy cuenta de algo que jamás hubiera esperado: no he recibido ni un solo mensaje de cumpleaños.td
Al principio, pienso que quizá es un error, que los mensajes llegarán en cualquier momento. Pero conforme pasan las horas, el vacío se siente más grande. Me pregunto si mis seres queridos se han olvidado o si, de alguna manera, mi cumpleaños ha pasado desapercibido.
Es curioso cómo una fecha tan personal puede llegar a tener un peso emocional tan grande. Tal vez el verdadero regalo de este día es una lección inesperada. Me hace reflexionar sobre la importancia de estar presente y agradecer los pequeños gestos, no solo de otros, sino también de mí mismo. Hoy, aunque no haya recibido los deseos esperados, decido celebrar el día recordando que el amor propio y la gratitud también son grandes regalos.